Deseo de cambio y renovación

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Cambio y renovación

Hace aproximadamente un mes que no me he dispuesto a escribir nada para este blog. El momento no era el propicio. Demasiada buena festividad, demasiadas preocupaciones pandémicas, demasiados momentos de vacaciones. Varias podrían ser las razones.

No ha sido dejadez, más bien deseo de cambio y renovación. Aunque difícilmente esto segundo llegará, si no nos ponemos  manos a la obra.

Elegir el momento del inicio del cambio es crucial en todo proceso de mejora de deseo de desarrollo, del año o del inicio  del cambio terapéutico.

Las situaciones críticas favorecen ponerse manos a la obra.

¿De qué hablo cuando hablo de situaciones críticas?:

No me refiero a esas situaciones o contextos desagradables, dolorosos o angustiosos que evidentemente son los más acusados y evidentes. Que a su vez pueden hacernos pensar y obrar en alguna dirección, o por el contrario bloquearnos en el tiempo. Incluso en este primer y evidente situación  nos podemos acomodar bajo el lema o criterio de pasar por la situación menos mala que podamos tener. El miedo paraliza y la ansiedad nos acomoda.

Me refiero a esos momentos, etapas de la vida, situaciones de corta y media duración en nuestras vidas que nos tambalean. Situaciones que a su vez y como estrategia de mejora las acomodamos como pequeños problemas o pequeñas dificultades y por lo tanto pasan a tener la categoría de experiencias íntimas auto superable. O también experiencias de baja intensidad que no se afrontan abiertamente en espera de una solución. El tiempo se convierte en el tratamiento en sí mismo.

¿Acaso cuando una planta del jardín  precisa de ser podada se espera a que se auto pode o se espera a que el tiempo la haga podar?

Acaso ¿cuándo con la edad se va adquiriendo peso nos abandonamos al futuro, en este caso próximo, en espera de que adelgacemos? O por el contrario racionalmente intentamos hacer ejercicio y comer menos desde el minuto uno para conseguir un peso más ideal?

Habitualmente o mejor pensado, mayoritariamente, nos dejamos llevar cómodamente por la línea del tiempo. En este caso los deseos y  necesidades reales o no se llevan de la mano de las emociones del momento en el sentido que lo que decidimos hacer no es realista o no se encuentra el camino de comenzar a hacerlo. Y por consiguiente  no iniciamos el cambio efectivo y duradero. Los fracasos y la sensación de frustración se apoderan y ambos nos atenazan en esa confortable  pero tensa sensación de espera que en realidad nunca llega.

A estos momentos me refiero, momentos que no parecen dañar demasiado nuestra autoestima, o en general nuestro bienestar psicológico pero que precisan de ser podados para continuar creciendo.

Decidir ir al psicoterapeuta o al psicólogo

Decidir ir al psicoterapeuta o al psicólogo no depende directamente de la gravedad de la situación que pasemos sino y más bien del tema personal o sufrido como personal que tengamos. Y por supuesto del amor que nos tengamos a nosotros mismos, del propio respeto a nosotros mismos, de las ganas y el interés por avanzar, estar bien, mejorar y vivir la vida que tengamos. Deseo de cambio y renovación

Cuanto menos interés por la vida menor el deseo de solucionar los problemas. En este sentido tanto los estados ansiosos como los depresivos se irán apoderando de nuestras vidas, y acomodando en la confortable y tensa insatisfacción.

Si tenemos un problema  o dificultad o situación que no sabemos o no nos atrevemos a hincar el diente, estamos en el terreno emocional, razón de más para visitar al terapeuta y juntos poder encontrar caminos de solución. Ir al psicólogo supone en muchos casos el inicio hacia la mejora persona que supone el cambio.

No esperemos a que esas situaciones digamos intermedias se cronifiquen cambiando nuestras vidas lentamente hasta conseguir un verdadero problema psicológico tipo trastorno que nos haga sentirnos aún más incapaces.

Si crees que podemos ayudarte no dudes en llamarnos.