
Digamos que en psicoterapia hablar, trabajar e intervenir en nuestro YO, resulta un tema crucial por cuanto que es el constructo definitorio de lo que en realidad se pueda ser. Tal es así que en función del mismo, los comportamientos en los distintos contextos propios de cada uno, influye y diferencia a unas personas de otras.
El YO puede ser entendido como cuatro formas o concepciones distintas (Kohlberg y Tai-1991), como la conciencia de uno mismo, como origen de las acciones individuales, como origen casi creativo por espontáneo de algunas acciones y como identidad individual reconocida por uno mismo y por los demás.
El YO así entendido sería nuestro núcleo central, lo que deseamos, sentimos imaginamos, como actuamos,… eso es el YO.
Como se forma el YO
Este YO se forma en los primeros años de edad, así a la par de los inicios y primeros desarrollos del lenguaje verbal, principal impulsor del YO. El lenguaje entendido como constructo humano adquirido y desarrollado dentro de un contexto social. A medida que el lenguaje se va desarrollando mejorando, ampliando el YO también. En la medida que del control público del lenguaje y por tanto del YO (YO público) se pasa al control privado de ambos (YO privado) que indicaría un mayor autocontrol personal sobre cualquiera de las anteriores cuatro conceptualizaciones del YO.
Esto se va consiguiendo en un ambiente que habitualmente se conforma por la familia residente en el hogar y pudiera también incluir en los primeros años de educación (jardines, colegios de menos de tres años, guarderías…). Sería un aprendizaje experiencial del individuo por discriminación y reforzamiento social de los padres y educadores de que se dispongan.
Hace tiempo publique unas notas sobre la formación de YO, del SELF denominado en psicología, bajo un enfoque relacional y que no contemplaba más que someramente las connotaciones clínicas de un YO deficiente o digamos poco estable o poco conformado.
Otro enfoque del YO
Añado pues otro enfoque muy contextual, radical y conductual en el cual se incluye no sólo los comportamientos como medida de nuestros actos y de quien somos, sino también los pensamientos y emociones que componen a las personas.
Y estaría conformado a través de la experiencia contextual que normalmente es en la familia y concretamente en los primeros años de vida, cuando comenzamos a adquirir, comprender desarrollar y por tanto a utilizar el lenguaje. No solo el lenguaje verbal sino que también el gestual, kinésico,… y en el que los silencios, las caras, las miradas, las posturas al hablar o callar revelan el verdadero mensaje de las palabras.
Así entendido al igual que el habla se adquiere en contextos sociales también el YO se conforma en contextos sociales vía reforzamiento el cual generará respuestas más o menos adaptativas. A mayor privacidad de la respuesta y mayor control interno o privado ante el estímulo, mayor repuesta adaptativa.
De este modo surgen posibles clasificaciones útiles en psicoterapia para mejorar la persona en autocontrol, autoestima, habilidad social, y trastornos, por supuesto más complejo y que van llevando a la persona por la complejidad a respuestas de carácter evitativo o aversivo.
Transtornos del YO
Trastornos leves del YO: en este grupo de dificultades se incluyen personas que presentan dificultad de control privado, dependiendo del control público de otras personas al verse influidas por la mera presencia, las respuestas o los estados de ánimo de esas personas ante lo cual responden condicionadamente según estas esperan convirtiéndose en estímulos aversivos para ellos
YO inseguro: les ocurre que no saben que quieren, que siente o que piensa. Al combinarse se complica la gravedad. EL control es de los entrenadores o personas a fines que influyen en la persona, el YO privado es nulo o escaso. Hasta el punto de que los deseos de las personas pueden ser los deseos de educadores.
YO inestable: presentan dificultad para mantener o establecer relaciones de intimidad o cercanía estables en el tiempo. Las evitan por ser vividas como fuente de sufrimiento. La vida se hace conducida por los demás y por tanto aversiva para la persona. Se frustran o enfadan y al final asumen su condición pasivamente. Sería un YO con mayores problemas que el anterior.
YO con dificultad para la espontaneidad: existe una casi total falta de espontaneidad ante el abusivo uso de estímulos aversivos sobre la naturalidad de los críos.
Transtornos graves del YO
Trastornos graves del YO: a mayor control público del YO mayor gravedad de los trastornos. Ambiente descalificador, padres inestables emocionalmente, e inconsistentes.
Trastorno narcisista: surge de un YO inestable. No recibieron ni afecto, ni atención de necesidades básicas, no se les valora ni respeta sus opiniones pero si se les ha reforzado superficialmente, por su belleza, encanto, capacidad de manipulación, de engaño, con elogios incongruentes. Aprenden a manipular a los demás para tener control y llevar el contexto social con éxito, si así no sucede, evitan esa situación.
Trastorno límite: tendrían sensación de pérdida de control sobre las situaciones en ausencia de las personas habituales que controlan su YO privado. Suelen tener origen en ambientes castigadores de las preferencias del niño o niña.
Trastorno pasivo agresivo: en el que se enfadan desmedidamente por las críticas pero que sin más razón asumen. Viene del inestable.
Bueno esta clasificación muy funcional de algunos problemas del YO, facilita el acercamiento terapéutico para la mejora en su calidad de vida al adquirir habilidad en el manejo de lo que quieren, desean, opinan,…
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