
Hace tiempo escribí sobre las relaciones familiares en conflicto, tras la declaración de alzhéimer en uno de los miembros originales de esa familia. En el padre o en la madre.
La creencia
Todos creen ,comentaba entonces, tener poco tiempo para dedicar al padre o madre enfermo y todos toman posiciones ante este hecho, desde la idea de hacer lo suficiente o de no poder hacer más por falta de tiempo personal. En el fondo esto ya les provoca un malestar , un dolor personal que les hace sentir normalmente culpables.
Sigo pensando igual, nada me ha hecho cambiar, hasta el punto de comenzar a creer como terapeuta que son ideas inamovibles una vez que han surgido y mucho más una vez que se han consolidado.
En este caso ya solo la esperanza de que el destino permita aparentar ser una sólida familia, y decidir cosas para el enfermo crónico lo más acertadamente. Eso si, siempre que el otro miembro de la familia de origen lo permita.
Añado a demás, el egoísmo desbordado de las personas, el otro miembro y los hijos. Que operan con gran frecuencia y desde la perspectiva citada en plena consecución de dos intereses:
La herencia final y su cuidado, no se fuera a consumir todo en el trasncurso de una enfermedad de este tipo.
Y la defensa a ultranza del tiempo personal, que se ha de tener pero que momentáneamente también se ha de reducir.
La consecuencia, son de varios grados o niveles:
-Los hermanos se enfadan entre si.
-Los hermanos realizan alianzas contra el resto de miembros para autodefenderse.
-Las alianzas se van sucediendo y aparecen las peleas internas más subidas de tono con el odio que todas las familias llevan dentro y saliendo a la superficie los rencores de toda una vida juntos en perfecta armonía.
-Siempre aparece una persona miembro que carga con el peso de la enfermedad.
-Siempre aparece uno de los hermanos que dice lo que no hace, o no finaliza la tarea.
-Y casi siempre la parte de la pareja sana pero afectada por la pérdida en vida, intenta la unión pasando por encima de los agravios, las discusiones y los desacuerdos. La manida frase de esa parte será “ya sabes o sabéis como es fulanito o fulanita” y así todo está justificado. Incluso “esta mal hay que perdonarle o perdonarla”. Incluso las insolencias y descuidos que llevan al empeoramiento del enfermo, descuidado. Y al aumento de los costes que de por si son elevadísimos.
La solución
Para no dejarlo aquí pues es quizás para muchos harto conocido imagínense que esa parte de la pareja decide que la salida decidida es mantenerlo en el seno familiar a consta de cualquier esfuerzo.
El resultado es de inmediato buscar salidas lo menos lesivas por parte de cada miembro de la familia, lo cual automáticamente ocasiona mayores enfrentamientos. En tanto que para esa decisión se precisa de una mayor implicación familiar. Algo que como venimos viendo es imposible desde el día a día de esa familia asi como de la posición respecto del problema de cada uno de sus miembros.
El macro problema está servido y sin solución. Se recurre a servicios sociales y se conceden escasa horas de ayuda domiciliar, se insiste desde los mismos en ingreso diurno o total pero ambas propuestas son rechazadas por el miembro de la pareja “sano”.
La decisión
La decisión final y vital será tomada por los hijos ya quemados, con dificultades para entenderse, y desde una posición frustrada, emocional y muy poco racional: deberá de ingresar cueste lo que cueste en todos los sentidos. Punto que se debería de haber pactado desde hacía tiempo y en frío.Así pues:
-Deberá ser realizada con anterioridad a estos momentos.
-Será como acuerdo familiar no tanto como imposición.
-Debería haber estado registrada, escrita considerando los consejos de profesionales especialistas.
-Implica que ante esta situación lo mejor es valorar el bien estar de la persona enferma, que desde luego siempre será mejor con garantía de eficacia y profesinalidad dentro de un centro homologado para tal fin, que en casa. Donde habrá mucho afecto (que como vemos también se pierde por el conflicto emocional) pero poca calidad médico terapeútica que ayude a mantener lo que aún queda del enfermo.
-Por otro lado se deben establecer turnos de visitas al paciente que le mantenga mínimamente unido a su círculo, pues siempre suelen reconocer al menos a sus más allegados.
-Y considerar el cuidado de la persona de la pareja, “sana” , la cual quedará deprimida y a su vez descansada, aunque no lo reconozca abiertamente.
Esta solución tardía podrá reestructurar a lo que queda de familia, que no volverá a ser la misma pero podrá mantener los nexos de unión de su apellidos.
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